Beneficios y usos de las cerezas
Las cerezas en la cocina
Lo más habitual es consumirlas como fruta de mesa. Pero también son exquisitas en infinidad de preparaciones de repostería y pastelería, como tartas, compotas, mousses, sorbetes, macedonias y hasta en sopa fría. Si se quiere optar por esta última opción, hay que deshuesarlas, triturarlas, mezclarlas con almíbar y yogur o nata y, a continuación, servirla bien fría adornada con hojitas de menta. Otra receta muy popular es el clafouti de cerezas, que es un riquísimo pastel a base de una masa parecida a una cree pastosa y gruesa en la que se insertan cerezas deshuesadas antes de hornearla. Por último, las cerezas también combinan muy bien en salsas agridulces para acompañar platos de pato, cerdo, pollo o piezas de caza.
A tener en cuenta
En el momento de escoger las cerezas, hay que preferir aquellas que sean pesadas con respecto a su tamaño y de textura firme y suave. Por lo general, las de mayor tamaño son las más ricas. Se deben conservar en la nevera sin lavarlas previamente, ya que así se conservan bien durante 15 días.
Muy saludables
Las cerezas son bajas en calorías por su gran contenido en agua (65 calorías por cada 100 gramos) y su poder saciante es alto, por lo que son apropiadas en las dietas de adelgazamiento. En este sentido, y gracias a la elevada presencia de agua y potasio, nos encontramos ante una fruta que posee un efecto diurético beneficioso para el organismo. La fibra, por su lado, le confiere propiedades laxantes.
Por otro lado, son fácilmente tolerables por los diabéticos, pues el azúcar que contiene su pulpa es asimilable por ellos. Las cerezas son también recomendables en casos de hipertensión. No obstante, los ejemplares más tardíos tienen mayor contenido en azúcares, por lo que se debe moderar su consumo.