Las zanahorias: ¿Crudas o cocidas?
Hay muchas maneras de preparar y consumir las zanahorias, aunque es importante quitarles primero la piel, ya que la fina capa exterior no suele ser apta para su consumo. También hay que tener en cuenta que las vitaminas se acumulan cerca de la piel, por lo que es más recomendable rasparlas que pelarlas.
Para aprovechar mejor sus propiedades nutritivas, lo ideal es comer las zanahorias crudas, pudiendo consumirse enteras, ralladas, licuadas, cortadas en juliana fina, en pequeños daditos… como aperitivo, ingrediente de ensaladas o incluso como bebida reconstituyente. Eso sí, si se han pelado y se van a consumir crudas, lo mejor es comerlas inmediatamente, para aprovechar al máximo el beta-caroteno que contienen.
El beta-caroteno también resiste el calor, y cocidas se pueden consumir solas, acompañando a otras verduras o como ingrediente de guisos y estofados de carnes o pescados y de sus derivados.
Las zanahorias también sirven para elaborar pudines, purés o cremas, e incluso se utilizan como ingrediente de numerosos postres, ya que son ricas en azúcares naturales y, por lo tanto, tienen un sabor dulce.