Boroña preñada

Entrepucheros te invita a preparar esta receta de cocina de Boroña preñada

Boroña preñada
Boroña preñada

Boroña preñada, ingredientes

  • 1 PAQUETE DE HARINA DE MAIZ PRECOCIDO
  • 1/2 KLG DE CHORIZO ESPAÑOL
  • 1/2 KLG DE COSTILLITAS DE CERDO
  • 1/2 KLG DE PANCETA
  • 1/2 » DE MORCILLA ASTURIANA
  • 1/2 » DE LONGANIZA BLANCA
  • 1/ » DE CHULETAS DE CERDO
  • 1 CEBOLLA GRANDE
  • 3 HOJAS DE COL (REPOLLO)
  • ACEITE PARA FREIR

Boroña preñada, preparación

En un caldero se fríen todas las carnes a termino medio. Se hace una masa con la harina de maíz a la cual se le habrá rallado la cebolla para mexclarla con la masa; se unta de aceite una olla de tamaño requerido, se coloca en el fondo las hojas de col y se procede a untar la masa en el fondo de esta, luego en las paredes de la olla y dejar que cuaje un poco esta masa; proceder a meter las carnes y chorizos a medio cocer y hacer una tapa también de masa cubrir bien y meter en el horno hasta que la masa esté crujiente. Sacar y desmontar sirviendo en cortes de pastel con un buen vino tinto seco.

Esta receta la probé por vez primera en casa de mis amigos Miguel y Naty Merenciano él de Albacete y ella de Asturias; la receta me impactó, y según parece es oriunda de la gran Murcia; y por cuanto Andalucía ha sido siempre de mis afectos, creo apropiado traer aquí una de las narraciones más descriptivas que he leido de la tierra del levante Español, pertenece al eximio escritor Venezolano Manuel Díaz Rodriguez plasmada en su inolvidable novela SANGRE PATRICIA. Diaz Rodriguez ocupó el lugar que vacacionó la inminente desaparición de Enrique Rodó en las letras hispsnoamericanas:

«De todos los portadores de su apellido Arcos, numerosos como un ejercito, apenas hubo dos que penetraron el secreto de la miel escondida en la copa insondable y azúl del ensueño. Uno de ellos fué el más joven de los emigrados a España, nació a la belleza bajo el cielo granadino. El ambiente de armonía y luz de la vega lo inició en el misterio doloroso de la belleza y el arte. Quiso en cuadros imperecederos, poner el alma y el aroma y el color de la tierra andaluza. Nutrióse con la alegría transparente de la vega, alegría un tanto melancólica, porque hay en su fondo un resabio de lágrimas; se bañó en la lluvia de azahares que de los naranjos ribereños del guadalquivir, baja como lluvia de fragante granizo a perfumar la tierra; vió florecer en los balcones sevillanos, al igual de geranios y claveles, autenticas virgenes de Murillo; bebió como ebrio sitibundo, la tristeza del paisaje cordobés y enfermó de la tristeza y de su voluptuosidad hasta morir en ese mismo paraje soñando sueños imposibles como los sueños de un Califa insano y voluptuoso»…

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