Garbanzos de la cuaresma
Entrepucheros te invita a preparar esta receta de cocina de Garbanzos de la cuaresma
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Garbanzos de la cuaresma, Ingredientes
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Garbanzos de la cuaresma, Preparación
Se dejan remojando los garbanzos en la noche anterior para que ablanden; se hierve el atún y se corta en dados grandes; se montan los garbanzos y cuando estén cocidos reservar; cortar en trocitos: el celery, las acelgas y las cebollas y el ajo majado; sofreír en abundante aceite, al caramelizar agregar los trozos de atún; dejar que doren un poco; agregar el laurel la sal y la pimienta y los garbanzos escurridos; revolver bien; finalmente cuando esté hecho un buen sofrito agregar el tomate en conserva totalmente licuado, rectificar de sal y tapar hasta que hierva y espese su salsa. Servir con arroz del Principe y buñuelos dulces de yuca.
Esta receta es típica de la ciudad de San Carlos, Capital del El estado Cojedes en Venezuela y se degusta mucho por estos días de regimen conocido como “cuaresma”. El estado Cojedes está ubicado en el centro-oeste de Venezuela. Limita al norte con los estados Lara, Yaracuy y Carabobo, al oeste con el estado Portuguesa, al sur con el estado Barinas, al este con el estado Guárico. En el norte hay colinas y montañas poco elevadas. El punto más alto es el cerro azul de Tucuragua con 1780 metros. En el centro existen unas lomás alargadas de poca altura denominadas galeras. El macizo de El Baúl es como una isla en medio de los llanos, formada por relieves de origen muy antiguo. También se cuenta con llanos altos en donde están las principales ciudades y se cultiva el arroz y el maíz y llanos bajos más al sur. Pero por cima de todas la descripciones de este pedazo de tierra bendito por la naturaleza, está la condición humana de su gente que es su mayor orgullo; la ostentación histórica de que se engalana y ufana, le hacen contarse entre las grandes regiones del país; fueron muchos los acontecimientos que colorean la historia patria donde intervino el aguerrido espíritu épico del Cojedeño de primera hora; fue este un miliciano osado y gallardo al mismo tiempo, capaz de proveerle al Libertador de las Americas no solo su carne de cañón pero también el aliento oportuno y sincero impropio de esos días de guerra turbulenta. San Carlos es una ciudad que me semeja a la gran Sevilla, rodeada por su Guadalquivir propio, que en este caso íntimo lo representa el gran Río Tirgua, bordeando la redoma de la ciudad cual muralla o Alcázar, más honrándola que vertedor del sin par líquido glorioso que hace parir la tierra; sus mangales y mereyes bordan las mejillas de la ciudad cual tiznes de carmín recién logrado para embellecer la tez femenina. Sus habitantes contemporáneos en su mayoría bardos y poetas a la par de cultivadores de la tierra, siempre con la mano extendida para ofrecer el calor humano, que a la par del imprimátur telúrico de origen son la máxima carta de invitación a que se detenga por un momento y engalane nuestro mondo pedazo de terruño ahíto de hacer amigos.