Quinchonchos verdes de carlangas

Entrepucheros te invita a preparar esta receta de Quinchonchos verdes de carlangas

Quinchonchos verdes de carlangas

Quinchonchos verdes de carlangas, Ingredientes

    • 1 Kg de chinchonchos verdes /gandule, judías, frijoles)
    • 1/2 Kg de ñame
    • 200 grs de bacon (tocineta)
    • 1 ramo compuesto de: celery, cilantro, perejil, escalonia
    • 1 pimiento verde
    • 1 cebolla grande
    • óregano seco
    • 1 cabeza de ajo
    • 1 tacita de vinagre blanco
    • sal, comino, pimienta
    • aceite

Quinchonchos verdes de carlangas, Preparación

Se montan en agua hirviendo los quinchonchos, cuando esten empezando a ablandar se pela el ñame y se agrega en dados grandes, al ablandar ambos, se licuan con el vinagre los aliños junto con el pimentón la cebolla y el ajo; se calienta el aceite y se agrega la bacon cortada en tiritas, luego se agrega el contenido de la licuadora y se revuelve y se adiciona la sal el comino y la pimienta; se vacía en la olla y se deja hervir por diez minutos, se tapa y se apaga. Servir con arroz blanco y costilitas de cerdo al grill.

Esta receta mía la perfeccionó mi gran amigo Carlos García (carlitos); músico y poeta, cantautor de gran calibre amante de la buena cocina como buen artista que se promueve, y quien me hace el inmenso honor de ofrecerme su amistad; Carlos es un gran tío, un completo bohemio amante de las serenatas y la vida paria; no hay una casa en el viejo San Carlos que no haya recibido la visita noctámbula de los arpegios de su guitarra de sus canciones rancias y su inconfundible voz de tenor espinto; y no hay un solo bar en el mismo pueblo que no tenga rayadas las paredes con su emblemática e inolvidable DEBORAH , su eterna enamorada fugitiva, quien después de gozar el contubernio fogoso y el derroche de agasajos de proporciones caudalosas, vio sus sueños rotos de damisela casamentera y de altar, por la arraigada y recia vida de trovador platónico que le ofreciera su empedernido Don Juan, trovador de sobre tiempo que gustosamente le ofrecía el laurel de los aplausos pero la escarcela enjuta y descarnada por la falta de dote; y fue así por lo que fue a parar a los solares de la eterna y plicróma Andalucía, brindándole a nuestro amigo la oportunidad de perlas para componer las mas hermosas canciones doradas por el mas rancio despecho, y el cual trató de ahogar en todas las barras de la región. Cuentan que en una de esas noches que recogieron los reclamos lanzados al estrellado cielo Carlos con su guitarra cómplice y viajera se hicieron de la última botella del mejor Valdepeñas del bodegón de turno y ante el hipnotizador y raudo vuelo de las agujas del reloj, se introdujo la apetitosa botella espirituosa en la bolsa trasera de su pantalón y mientras saltaba por la barda de la residencia escogida para la serenata de rigor, la cual serviría para aplacar el exagerado y penoso dolor por la ruptura y que por el sopor del vino permitíale echar al vuelo su imaginación de verse frente a su lejana Deborah; pues lo cierto es que en un salto tantas veces practicado resultara que un inesperado resbalón dio al traste con las melómanas intenciones del trovador de esta historia, y al sentir este un frío liquido correr debajo de sus piernas mientras yacía inmóvil en el suelo exclamo a toda voz:

__”Dios mío, que sea sangre, que sea sangre…

Y después de esa ocasión lo único que cesó fue la costumbre de saltar antes de cantar…
Así fueron las cosas.

2 Comentarios - Escribe un comentario

  1. estimada amiga, tengo mis dudas con respecto a licuar los aliños, ya que los sabores se distorsionan según la consulta que realice a una señora del edo. Yaracuy. de antemano muchísimas gracias por su receta, ya que me obsequiaron dos kilos y no tenia ni idea de como prepararlos.

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